Bicentenario y Elecciones en Bolivia: un año decisivo marcado por la incertidumbre económica y política
Panorama económico y social en Bolivia
El Monitor de Opinión Pública de Ipsos CIESMORI para el Primer Trimestre de 2025 revela una preocupante realidad económica y social en Bolivia. Con apenas un 7% de la población creyendo que el país va en la dirección correcta, Bolivia presenta una de las percepciones más negativas en la región, marcadamente inferior al promedio Global del 37%. En comparación, Argentina y México registran un 59% y 58% de confianza, respectivamente.
Esta desconfianza se acompaña de una creciente percepción de debilidad económica, alcanzando un 82% de encuestados calificando la economía nacional como «muy débil», en contraste con el 9% que la percibe como «muy fuerte». Este panorama también se refleja en la percepción de la situación financiera personal, donde un 67% la considera «muy débil».
Desafíos regionales y generacionales
A nivel regional, Cochabamba se destaca por un alto nivel de preocupación por la inflación y el desempleo, con un 77% de los ciudadanos proyectando incrementos en estos rubros. Aunque hay una leve mejora en la expectativa de gastos, las proyecciones de incremento se mantienen altas, especialmente para los Millennials, quienes prevén un incremento generalizado en los costos de vida.
Clima político y electores
El ámbito político también presenta desafíos significativos. El empresario Marcelo Claure recibe opiniones encontradas respecto a sus intenciones y capacidades de influir positivamente en Bolivia.
Por otra parte, la reciente crisis de combustible ha generado escepticismo sobre la capacidad del gobierno de Luis Arce para gestionar la situación, con más de la mitad de los encuestados considerando que afectará su decisión de voto en las próximas elecciones.
En conclusión, la coyuntura económica en Bolivia es preocupante, con profundas percepciones de debilidad tanto en la economía nacional como personal. El entorno electoral se ve influenciado por cuestiones críticas como la crisis de combustibles y la percepción de liderazgo.
A medida que Bolivia se acerca a su Bicentenario, el desafío se centra en superar barreras como la corrupción y buscar un desarrollo sostenible que atienda las expectativas de sus ciudadanos. Estos elementos serán determinantes para el rumbo que el país tome en los próximos años, reflejando una necesidad urgente de reformas sustanciales que aborden tanto las demandas internas como la competitividad en el ámbito global.