La emergencia sanitaria por el COVID-19 terminó en mayo del año pasado, no obstante, esto no significa que el coronavirus u otras enfermedades hayan desaparecido, lo cual nos llevaba a pensar que podría darse una nueva pandemia en el próximo tiempo, para lo cual deberíamos estar preparados. Ante esta enorme posibilidad, en mayo de 2023, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Gebreyesus aconsejó a los gobiernos prepararse para hacer frente al potencial surgimiento de un nuevo patógeno que llevara al mundo a otra emergencia sanitaria, tal como lo hizo el COVID-19; estas declaraciones llevan a la gente a preguntarse si sería posible la aparición de una nueva pandemia mundial provocada por un nuevo virus.
Bolivia y el mundo
El temor latente de la aparición de un nuevo virus que ponga en riesgo la salud de todo el mundo, se hace manifiesto en la declaración del 48% de los entrevistados por Ipsos en 34 países, quienes creen que es probable que habrá una nueva pandemia mundial causada por un virus. Esta es una perspectiva global, pero ¿qué opinan los bolivianos respecto a esto?
59% de los consultados en enero de este año, manifestaron que realmente es bastante probable o muy probable que se dé una nueva pandemia mundial provocada por un virus. En este contexto, es necesario destacar que no existe una diferencia significativa entre los habitantes de las distintas ciudades: La Paz (63%), El Alto (54%), Cochabamba (51%) y Santa Cruz (63%); quienes en su mayoría coinciden con esta opinión. Cabe mencionar que sólo un 21% manifiesta que es muy improbable o bastante improbable que se dé este tipo de sucesos y en todo caso, son los paceños los que menos creen que no se vayan a dar este tipo de nuevos sucesos en lo que respecta a la salud.
Pandemia y género
Si bien tampoco existe una diferencia realmente significativa en cuanto a la opinión de hombres (62%) y mujeres (56%) sobre este tema, los varones tienen un veredicto más contundente, lo que en cierta medida resulta extraño; dado que las mujeres y niñas fueron las que padecieron en mayor grado las consecuencias negativas de la pandemia del COVID-19.
Y efectivamente, las mujeres y niñas conforman uno de los grupos poblacionales que sufrió mayores consecuencias negativas a raíz de la pandemia. Por ejemplo, Naciones Unidas destacó el hecho de que en muchos países se incrementaron las llamadas a líneas de atención de casos de violencia en el hogar, así como el acoso sexual; a esto se suma que algunos países destinaron los esfuerzos y recursos que se empleaban para dar respuesta a la violencia contra las mujeres a brindar alivio inmediato a los efectos del COVID-19. Esto debería llevarnos a replantear los planes de contingencia en salud desde un enfoque de mayor equidad y resiliencia.
Generaciones
Una consulta intergeneracional llevada a cabo durante la pandemia por el Fondo de la ONU para la Infancia, indica que las generaciones más jóvenes son más propensas a confiar en los científicos, aceptar la cooperación internacional y expresan su impaciencia para actuar ante las crisis. “Los niños y los jóvenes se niegan a ver el mundo a través de la lente sombría de los adultos”, declararon desde la repartición de ese organismo internacional. Todo esto sirve como un sustento al hecho de que el porcentaje de centennials (53%) que cree que podría darse una nueva pandemia mundial provocada por un nuevo virus, es menor al de las otras tres generaciones, aunque no de manera significativa.
El fantasma de una nueva crisis en salud a nivel global podría nunca dejar de atormentarnos, está en la población y sus líderes, el transformar ese miedo y susceptibilidad en acciones que ayuden a manejar de mejor manera estas situaciones para controlar mejor los daños.