En Bolivia, abril es el mes en el que se centra la atención en la niñez; por tanto, se llevan a cabo acciones que tratan de concienciar en torno a temas que atañen a ese grupo poblacional, tal el caso de la violencia.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el 2020, hasta 1000 millones de niños de entre 2 y 17 años en todo el mundo fueron víctimas de abusos físicos, sexuales, emocionales o de abandono en el último año; realidad que nos lleva a plantearnos el cómo percibimos y estamos enfrentando esta temática en nuestro país.
Dentro el hogar
“Hogar, dulce hogar”, es la frase que distaría mucho de representar la realidad de muchos niños en nuestro país; esto según el punto de vista de los bolivianos que participaron del Monitor de Opinión Pública de CIESMORI, pues el 82% de ellos considera que el hogar es el actual escenario donde se dan más casos de violencia contra los niños.
En este caso, son los paceños (87%) y las mujeres (86%), los que presentan un mayor porcentaje de coincidencia con esta idea sobre el ejercicio de violencia hacia los niños.
Si bien este dato es casi contundente en lo que refiere a violencia dentro del hogar, no se debe ignorar que los entrevistados consideran que la calle (10%) y la escuela (6%) son considerados como otros focos de violencia.
Frenar la violencia
A partir de los datos recabados por CIESMORI, podemos evidenciar que es innegable la existencia de la violencia hacia la niñez, lo que nos lleva a preguntar ¿Qué hacer para frenarla?
Para el 29% de los consultados, la acción más efectiva para frenar el incremento de la violencia hacia los niños, sería el endurecimiento de las penas y castigos. Mas, existe otro grupo (23%) que considera que el propiciar espacios de reflexión sobre el tema, sería lo mejor antes que recurrir a un sistema punitivo.
Testigos de la violencia
Retomando los datos publicados por la OMS (1 de cada 2 niñas y niños de entre 2 y 17 años sufre algún tipo de violencia cada año), también es necesario reflexionar respecto al hecho de ser un testigo pasivo de un acto de violencia.
Al respecto, el 21% de los participantes del estudio, manifestó que conoce a un niño que sufre de violencia (maltratos y/o gritos) por parte de alguna persona; sobre esto, cabe destacar que los alteños han sido “testigos” de estas situaciones irregulares en un mayor porcentaje (27%), en comparación a las otras ciudades capitales del eje de Bolivia.
Las cartas y los datos están sobre la mesa y lo que queda es abrir las puertas al debate, uno de soluciones a la actual situación de violencia que está atravesando la niñez boliviana; mismas que deben ir más allá del tradicional 12 de abril.