La pandemia cambió la vida de todo el mundo, familias que solían reunirse para las fiestas de fin de año quizás no lo hagan este 2020, lo que pondrá los sentimientos a flor de piel.
Lo cierto en este contexto, es que más que nunca se necesita que aflore la esperanza y repensar sobre nuestra fragilidad humana y la necesidad de estar cerca a pesar de la distancia.
Más cenas en casa
Hay que entender lo complicado de la situación, el contacto físico se deberá reducir por protección y pocas tradiciones navideñas quedarán de pie frente a la pandemia; será quizás un hasta pronto a las cenas multitudinarias o las fiestas, mas no al amor.
El Vagón On-line de CIESMORI, realizado la primera quincena de diciembre, revela que el 82% de los bolivianos que viven en el eje del país celebrará la Navidad con una cena en casa y sólo el 5% piensa realizar un viaje.
Respecto a la pasada gestión, el panorama cambió, dado que sólo el 73% de los entrevistados declaró que solía participar de cenas familiares.
Más allá del confinamiento voluntario y el distanciamiento físico, este panorama nos lleva a priorizar aquello que en verdad es importante: el tiempo en familia.
¿Qué pasó con los regalos?
Siempre puede haber regalos y estos pueden ser de diferente índole, se debe comprender lo complicado que fue el año y puede que no haya los suficientes recursos para comprar algo a raíz de la incertidumbre económica y la pérdida de empleo.
Sólo el 12 % de los que participaron de la consulta comprarán obsequios para sus hijos o sobrinos. Ese porcentaje nos abre la puerta a otras opciones interesantes, como las cenas en familia o las tradicionales llamadas telefónicas (29% manifestó que suele llamar o mandar mensajes a amigos y parientes para felicitarlos por la Navidad).
Los regalos no siempre deben ser comprados, pueden ser sólo una conexión de amor y amistad.
El Grinch de la Navidad
Si bien las cenas familiares salvan de alguna manera el espíritu propio de la fecha, existe una sensación que sintetiza lo sucedido este año y es el de pérdida: familia, libertad, trabajo, etc.; lo que lleva a muchos a decidir no celebrar nada. El 12% de los que respondieron a CIESMORI declara que no participará de las celebraciones y de ese total, el 37% no lo hará por no contar con suficientes recursos económicos, el 25% porque tiene otras prioridades y el 24% considera que este fue un muy mal año como para celebrar.
Sí, esta época del año tendrá un sabor diferente, pues la necesidad de hacer balances es más latente que nunca y puede que la nostalgia y melancolía por lo que no pudo ser, supere a la alegría.
*Participaron del Vagón On-line 616 personas entre los 18 a 65 años a más en las ciudades capitales del eje troncal de Bolivia (La Paz, Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra y El Alto), del 03 al 16 de diciembre del 2020.