Cada jornada seguimos una rutina, que no sólo incluye ir al trabajo, la escuela o situaciones similares; sino también otras actividades diferentes, aquellas que hacen que el tiempo libre sea sinónimo de la mejor parte del día.
Estar en casa
Durante la etapa más dura de la pandemia por el COVID-19 el hogar se convirtió en escuela, oficina, gimnasio, etc.; espacios que antes eran independientes, pero que en ese momento se transformaron en uno sólo, cambiando todo. Pero ahora, la nueva normalidad y por consiguiente el regreso a las actividades fuera de casa, dieron paso a que, al llegar a ese lugar digamos “hogar, dulce hogar”; una frase que parece de lo más certera para un grupo de personas entrevistadas por Ipsos CIESMORI.
El Tracker de Ipsos CIESMORI reveló que, el 23% de los bolivianos que viven en las ciudades capitales del eje del país disfruta de pasar tiempo en casa en sus ratos libres. En este escenario de predilección, las mujeres (28%) destacan por encima de los hombres (17%).
Sobre este punto, es importante mencionar el estudio: “There’s no place like home? Return to the home cage triggers dopamine release in the mouse nucleus accumbens”, (¿No hay lugar como el hogar? Retorno a la jaula de alojamiento incrementa la liberación de dopamina en el núcleo accumbens en el ratón), desarrollado por Felix P. Mayer, Hideki Iwamoto, Maureen K. Hahn, Gregory J. Grumbar, Adele Stewart, Yulong Li y Randy D. Blakely en la Universidad Atlántica de Florida; cuyas conclusiones destacan que la sensación de seguridad y comodidad originadas en un entorno conocido, como el hogar, conduce a la liberación de dopamina (neurotransmisor ligado con el placer) en el núcleo accumbens del cerebro, una sección relacionada con los aspectos motivacionales y emocionales.
Entonces, a partir de ese estudio, se puede decir que regresar al hogar o estar en él durante el tiempo libre, genera mucha felicidad, al igual que el pasar tiempo realizando actividades hogareñas, como cocinar.
El toque gastronómico
Cuando uno se coloca el delantal y enciende las hornallas se dan los primeros pasos para controlar un espacio infinito de creatividad, ingredientes y recetas; espacio en el que al 11% de los participantes del estudio de Ipsos CIESMORI, le gusta estar.
En ese contexto, es importante destacar que el pasar tiempo en la cocina va más allá de ser un hobby que entretiene y motiva; además de generar una sensación de gratificación por ser un paréntesis en las rutinas diarias, ahora podría ayudar a salvar al mundo, si llega a ser sostenible.
La Asamblea General de Naciones Unidas, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Organización de Alimentos y Agricultura (FAO) han trabajado mancomunadamente para dar a conocer a la población la contribución que realiza la gastronomía sostenible; entendiéndose esta como sinónimo de una cocina que tiene en cuenta el origen de los ingredientes, cómo se cultivan y cómo llegan a los mercados y, finalmente, a los platos.
Pero ojo, cocinar es un arte que puede no gustar a todos de la misma forma; se encuentran diferencias entre ciudades respecto de la inclinación por cocinar en casa: los alteños (14%) destacan por ser los que más disfrutan de cocinar en su tiempo libre, mientras que el porcentaje de paceños que tienen ese mismo sentir, es menor (5%). Cruceños (13%) y cochabambinos (8%) se encuentran en un punto intermedio.
Navegar en las redes e internet
En una nota publicada en nuestro portal, el pasado enero, resaltábamos la cercana relación que tienen los bolivianos con la tecnología; y ahora los datos nos permiten reforzar esta noción desde el ámbito de las redes sociales y navegación en internet.
Según Naciones Unidas, casi la mitad de la población mundial está conectada en los medios sociales y gracias a ellos, pueden conectar con sus similares a pesar de la distancia o hacer oír su voz sobre un tema que consideren importante. Por consiguiente, el navegar en las redes sociales se posiciona como una de las actividades de mayor disfrute para las personas, especialmente para el 8% de los que viven en las ciudades capitales de Bolivia; siendo los más jóvenes (18 a 25 años) quienes más ocupan su tiempo libre en esta actividad (11%) a diferencia de los adultos entre 41 y 55 años (5%)
Si bien ocupa un tercer lugar en preferencia, navegar por internet y participar en las redes sociales conlleva una responsabilidad que ocupa un primer sitial; sobre todo en todo aquello que está relacionado con frenar el discurso del odio en internet. Al respecto, a principios de este año, un grupo de expertos de la ONU en derechos humanos instó a todos los directores generales (entre ellos los de Twitter, Meta, Google o Apple), y a los líderes de redes sociales a admitir plenamente su grado de responsabilidad en el respeto de las garantías fundamentales y hacer frente al odio racial; por tanto, internet y redes sociales llegan a ser sinónimo de responsabilidad.
Una vez descubiertas las actividades favoritas realizadas por los bolivianos en su tiempo libre, no podemos dejar de pensar en dos cosas: lo estrechamente ligadas que están estas actividades y el hecho de que nuestro hogar es el centro de casi todo; puesto que uno puede cocinar, consultar recetas en internet, conversar con familiares a la distancia, mientras se está en casa. Lo que nos lleva a firmar que “no hay mejor lugar que el hogar”.