Si algo nos ha acercado a la realidad en lo que respecta a temas de salud, es la pandemia. Y en este caso es ineludible tener un acercamiento a un tema tan vital como el de la donación de sangre.
Las transfusiones de sangre son necesarias para mejorar o salvar la vida de las personas, en este caso es importante referimos al acto de donar sangre, viéndolo más allá de un acto de solidaridad; pues conforme pasa el tiempo se han ido estableciendo actitudes, actividades y acciones que buscan generar conciencia sobre la necesidad de disponer de sangre y productos sanguíneos seguros para la transfusión.
Una muestra de cuan necesario es este tipo de donación, fueron los primeros años de la pandemia del COVID-19, cuando se precisaban transfusiones y plasma hiperinmune, pero ahora es importante no solamente referirnos a lo acontecido durante esa etapa, sino lo que se está viendo actualmente en América Latina y el Caribe. Según datos de la Organización Panamericana de la Salud – OPS en el 2020 se recolectaron 8.2 millones de unidades de sangre; lo que evidencia una disminución de alrededor del 20% con respecto al 2017. Esta es una realidad muy dura, que nos lleva a preguntar ¿Qué sucede en el caso de Bolivia?
De acuerdo al Monitor de Opinión de Ipsos CIESMORI, el 42% de las personas consultadas en el eje del país, es decir: La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz; nunca han donado sangre y solo un 3% dona o ha donado de forma frecuente. Lo interesante de este dato es que, El Alto destaca con el mayor porcentaje en lo que refiere a nunca haber donado sangre (55%), asimismo cabe destacar que las mujeres ocupan el primer lugar en la categoría de no donantes, dado que el 46% de ellas manifiesta que nunca lo ha hecho; una postura que quizás debería hacernos reflexionar.
Una entrega voluntaria
Hablar de donación de sangre también es hablar de solidaridad. En todo caso, según datos de la misma OPS, los donantes voluntarios de sangre alcanzaron para el 2020, el 48% de las donaciones de sangre a nivel regional. Los países que superaron este promedio regional fueron: Argentina Bermudas, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Guyana, Islas Caimán, Islas Turcas y Caicos, Surinam, Uruguay y Venezuela ¿Dónde queda Bolivia?
Si ahondamos más en el tema de donación de sangre, es necesario preguntarnos ¿Dónde queda la disposición de los bolivianos respecto a donar en un futuro? Las respuestas fueron de lo más variadas. Por ejemplo, solo un 43% estaría totalmente dispuesto a donar sangre en caso de iniciarse una campaña en su municipio o solo si lo solicitara un familiar o amigo; en este caso los paceños (46%) son los que muestran mayor predisposición a realizar este tipo de apoyo, seguidos por los cruceños (43%) y cochabambinos (43%), dejando en último lugar a los alteños (42%).
Pero también existe otra postura en lo que refiere a este accionar símbolo de solidaridad, una que pone en manifiesto las limitantes. Un 38% mencionó que no puede donar porque considera que no cumple con los requisitos de donación y en este apartado, Santa Cruz lleva la delantera con un 44%.
Esto nos lleva también a reflexionar en torno a que el Sistema Nacional de Sangre debería regirse por políticas nacionales y dentro de los marcos legislativos que promuevan la implementación tanto de informes, como de campañas que motiven a las personas a donar. Es importante darle el valor necesario a la donación voluntaria de sangre dado que es un tema que no se puede obviar.
Porque quiero ayudar
Quedó más que claro que la donación voluntaria de sangre es el pilar que sostiene a los bancos de sangre. 55% de los que respondieron a la encuesta ya mencionada, destacan que están totalmente dispuestos a donar sangre, ya sea a través de una campaña o un familiar o amigo.
Asimismo, el 39% de aquellos que tienen la intención de donar, manifiestan que tienen está postura porque quieren ayudar a las personas, a los enfermos o aquellos que lo necesiten, esa es la principal razón que los mueve a donar; pero también consideran (con el 26%) que lo hacen porque quieren salvar vidas, lo que nos muestra un lado completamente humano, pues solamente un 9% de ellos lo haría porque es un familiar o porque se lo pide un familiar. Lo interesante de este dato, es que el 11% lo haría con gusto o está dispuesta donar porque no ve el problema en hacerlo.
Todos estos datos, realmente nos llevan a pensar lo importante que es el reforzar la gobernanza en cuanto a las políticas públicas de donación de sangre. Es tiempo de informar a las personas respecto a lo positivo de este acto, a la seguridad que se tiene durante el proceso de recolección de la muestra; pero también al papel fundamental que tiene este proceso dentro del ámbito de la salud. No se debe esperar a que las pandemias o epidemias nos muestren lo importante que es contar con un sistema permanente de donación de sangre.
Está en manos de las autoridades el comenzar a tomar cartas en el asunto y demostrar que donar sangre es un acto de amor hacia la comunidad.