En todo el mundo se producen alrededor de 2000 millones de toneladas de residuos por año, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), pero esta preocupante realidad puede cambiar si optamos por reciclar. El reciclaje se constituye en una de las mejores y principales soluciones para preservar al planeta.
Plástico, el principal problema
Según el informe “Cerrando el grifo: cómo el mundo puede acabar con la contaminación por plásticos y crear una economía circular”, publicado por ONU Medio Ambiente (PNUMA), es posible reducir la contaminación por plástico hasta en un 80% de aquí a 2040 si se realizan profundos cambios políticos y de mercado, los que permitirían ahorrar hasta 1,27 billones de dólares y crear 700.000 puestos de trabajo en países en desarrollo. En el caso de Bolivia, el reciclaje de residuos también se constituye en una fuente de ingresos. Las fábricas de proformas de envases para bebidas gaseosas y otros envases plásticos utilizan botellas PET recicladas, como materia prima que es obtenida bajo una modalidad de “compra por peso” a las personas que se dedican a recolectar este material de los basureros.
En palabras de la directora ejecutiva del PNUMA, “La forma en que producimos, utilizamos y eliminamos los plásticos está contaminando los ecosistemas, creando riesgos para la salud humana y desestabilizando el clima”; por tanto, la mejor vía para cambiar esto es apostar por un mercado circular sustentado en tres cambios principales, como lo plantea el informe citado con anterioridad:
♦ Reutilizar. Aplicar un sistema de recuperación de envases, botellas rellenables, dispensadores a granel, etc., que podría ayudar a reducir la polución en un 30%.
♦ Reciclar. Transformar al reciclaje en una empresa más rentable y estable es fundamental, así como la eliminación de las subvenciones a los combustibles fósiles y la mejora de los modelos de los productos plásticos aumentarían la proporción de artículos reciclables del 21% al 50%.
♦ Reorientar y diversificar. Reemplazar los envoltorios de plástico por materiales alternativos (papel o materiales biodegradables) implicaría la disminución adicional del 17% de la contaminación.
Cabe aclarar que, a pesar de las medidas que se tomen, en 2040 todavía será necesario tratar de forma correcta (eliminación responsable, segura y eficaz) cerca de 100 millones de toneladas métricas de plásticos provenientes de productos de vida corta o de un solo uso.
Otros dos problemas
Del plástico pasamos a otro tipo de deshechos que también generan problemas al no ser tratados de forma adecuada: vidrio y cartón.
El 2022 fue declarado por la ONU como el “Año Internacional del Vidrio”, para darle relevancia a este material que cumple, casi en su totalidad, con el perfil de sustentabilidad; pues tiene aplicaciones que van desde la construcción de circuitos en nanotecnología hasta artesanías. Siendo este último uso uno de los más antiguos del que se puede dar testimonio desde épocas pasadas, cuando los romanos realizaban tareas de reciclaje de trozos de vidrio para fabricar nuevas piezas.
Y quizás, tanto el espectro artístico, como el encontrar nuevos usos a los envases de vidrio en el hogar (especialmente la cocina) sean los que impulsen en mayor grado a las mujeres (63%) a la reutilización de este tipo de residuo, en comparación con los varones (52%) que no son tan adeptos al reaprovechamiento del vidrio.
En cuanto a este material se debe destacar que es 100% reciclable, ya que a partir de un envase de vidrio se puede crear otro similar; sus componentes provienen de la naturaleza (arena de sílice, caliza y carbonato de sodio); no interactúa química o físicamente con su entorno o contenido; según sea su tipo, sus componentes pueden evitar la extracción de materia prima de la naturaleza y salvaguardarla. Por tanto, optar por reciclar vidrio es un acto de conciencia en torno al cuidado del medioambiente.
Si hablamos del cartón, 45% de los entrevistados sí le da un nuevo uso en su hogar. Respecto a este material, nuevamente se da una diferencia entre occidente y oriente; ya que los habitantes de El Alto (58%) se inclinan con mayor contundencia por el reciclaje, en comparación con Santa Cruz (38%). Este dato resulta interesante, pues podría poner al descubierto la “incorporación informal” de una economía circular en los hogares alteños, que busca generar ingresos extras o ahorrar con la no compra de empaques nuevos para el almacenamiento o traslado de productos; mientras que en el caso de los cruceños, podría estarse dando un fenómenos de lo más variopinto, que podría congregar al menos cuatro situaciones: un desconocimiento de la diferencia entre reutilizar y reciclar, la afectación del clima al material en sí al momento de ser almacenado para la reutilización, una despreocupación al momento de desechar los residuos, ya que EMACRUZ (empresa que se encarga de la gestión integral de los residuos del municipio) cuenta con dos “ecopuntos” a los que pueden acudir los vecinos para deshacerse de residuos reciclables (Papel, cartón, plástico, vidrio, cascotes, poda, llantas usadas, etc.) o la falta de información en torno a puntos de acopio y campañas que fomentan el reciclaje.
Es evidente que los envases de plástico/botellas PET y las botellas/frascos de vidrio ocupan los primeros lugares dentro del listado de reciclaje de los bolivianos; sin embargo, esto no significa que el cartón no sea de importancia, más aún cuando éste es un material que está presente en nuestras vidas de manera constante y cuya elaboración, de una tonelada desde cero, implica la tala de al menos 14 troncos de árboles.
Así de claras son las cifras que nos deja el reciclaje y su contraparte; por tanto, lo ideal será continuar por el camino consciente de preservación del medioambiente a partir de la reutilización de ciertos materiales, lo que nos alejaría de la economía de usar y desechar y nos acercaría a una circular, que en estos tiempos no nos vendría nada mal.
Estamos en un tiempo en el que esta temática debe abordarse más allá de los números y generar un acercamiento entre autoridades y fabricantes para la promoción de acciones y normas responsables, seguras y eficaces para librarnos de estos tres tipos de residuos.