Es innegable que los tiempos cambian y lo que antes se veía como simples rencillas o desavenencias entre compañeros pasaron a ser algo más: acoso y/o violencia escolar, un tema que empieza a preocupar.
Según la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), la violencia escolar es un fenómeno muy extendido, que está presente en todos los países y afecta a un importante número de niños y adolescentes. Es importe puntualizar que esta definición engloba a todas las formas de violencia que suceden dentro o fuera de las aulas, en los alrededores de las escuelas, en el camino hacia o desde la escuela, así como en línea y otros entornos digitales.
El bullying está cerca
El acoso escolar y/o violencia escolar es un padecimiento que puede adoptar diversas formas como: amenazas, intimidación, manipulación, burlas dañinas, exclusión, agresiones físicas, entre otros.
Datos publicados por la UNESCO en mayo de este año revelan que, a nivel mundial, uno de cada tres estudiantes sufre de acoso escolar; más del 36% se ve afectado por riñas físicas con algún compañero y ese porcentaje se refuerza con el hecho de que, nuevamente, uno de cada tres fue agredido físicamente al menos una vez al año. Estos datos nos muestran lo cerca que podría estar el bullying de las escuelas y colegios bolivianos.
Ipsos CIESMORI consultó a los habitantes de las ciudades capitales del eje de Bolivia, si conocían a alguna persona (hijo, familiar o hijo de una persona cercana) que hubiera sufrido de acoso escolar o bullying durante el último año; y el 13% dijo que sí. Cabe destacar que tanto millennials (18 a 26 años) como centennials (27 a 42 años) son los que más cerca han estado de una víctima de acoso y/o violencia escolar, con el 13% y 16% respectivamente; mientras que la población que va de los 59 a 77 años (2%) es la que más alejada ha estado de estos casos. Quizás esta diferencia de opinión se deba a que la población joven podría no ver al bullying o el acoso, como “cosas de niños”; tanto por la cercanía de edad, como por ser testigos directos de las historias de sus hijos y testigos indirectos de lo que se ve publicado y comentado en medios de comunicación y redes sociales.
Acabar con la violencia escolar
Si bien la violencia forma parte de la naturaleza humana y siempre ha existido cierto grado de enfrentamiento entre pares, en los últimos años, el problema se ha agravado y podría traer terribles consecuencias. Por tanto, es necesario detener ese accionar que se da en uno de los escenarios donde, al parecer, empieza (la escuela o colegio).
Para el 58% de los consultados, la mejor forma de detener el acoso/violencia escolar es con la intervención de los padres, es decir, que éstos presten mayor atención al desarrollo de sus hijos. En este caso, son las mujeres (65%) quienes sostienen, con mayor contundencia, la importancia de la acción de los progenitores en la vida de los niños y adolescentes. Solo el 49% de los hombres apoya esta idea, poniendo en evidencia que, suele ser la madre quien tiene más presente el valor de la familia como formadora de la persona, mientras que los varones parecerían esperar más del sistema escolar
Sin embargo, la intervención de los padres no es la única solución que se proyecta desde el plano familiar, pues el 54% considera que hablar con los hijos en casa sobre esta problemática podría ayudar a terminar con este mal social. La generación X (64%) y los baby boomers (70%) consideran que esta acción podría ayudar a evitar el bullying.
Existe también otra postura, una que se aleja del ámbito familiar y centra su atención en ámbito mismo de la escuela o colegio; y plantea la necesidad de supervisar mejor a los estudiantes en el colegio o la escuela (48%). En esta oportunidad, los varones (52%) al igual que los baby boomers (51%) son los que apoyan más la intervención de la institución educativa que la de la familia.
Tras lo planteado por los entrevistados, es necesario destacar que dos de las posibles acciones para frenar el bullying se centran en la familia y una tercera en las instituciones educativas; lo que significa trabajar en todos los ámbitos relacionados con la niñez y adolescencia. En ese escenario, es necesario mencionar que incluso la UNESCO destaca en su libro “Más allá de los números: poner fin a la violencia y el acoso en el ámbito escolar”, la necesidad de formar y apoyar a los educadores para prevenir la violencia y el acoso escolar y dar una respuesta frente a estos, mientras que también se promueven enfoques escolares integrales en los que participe toda la comunidad escolar, como ser: estudiantes, profesores, personal no docente, padres y madres y autoridades locales.
Estamos en un momento crucial en el que tanto familia como instituciones debemos trabajar para crear conciencia y actuar para frenar la escalada de la violencia y el acoso escolar; pues, como parte la sociedad, no podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de niños y adolescentes.
Burlarse de los demás es bulin y eso deberíamos parar todos tenemos derecho a una igualdad