Si bien la pandemia paralizó al sector cinematográfico e impulsó a las plataformas de streaming; ahora se está volviendo a la normalidad no solo a nivel de producción, sino también de exhibición y con ello se reabren las puertas de las salas de cine.
Hubo un antes
Previo a la aparición de la COVID-19, las salas de cine no dejaban de tener público que asistía a la proyección de un filme y en algunos casos se formaban filas inmensas a la hora de adquirir el boleto o ingresar a la sala.
Según declaraciones de los habitantes de las ciudades capitales del eje de Bolivia, al Vagón Marketero de CIESMORI, un 20% asistía por lo menos una vez al mes al cine. Cabe destacar que los paceños eran los que más visitaban los cinemas (42%).
Pero todo esto era antes de la pandemia, veamos qué pasa ahora que ya casi finaliza la cuarta ola.
¿Qué pasa ahora?
El sector afectado por el coronavirus tuvo que pensar en estrategias para mejorar su situación, entre ellas el implementar medidas de bioseguridad que ayuden a incrementar la asistencia a salas.
En los últimos 30 días, el 14% de los entrevistados manifestó que sí asistió al cine a ver alguna película; siendo los habitantes de La Paz (20%) y El Alto (20%) los que optaron en un mayor porcentaje por realizar esta actividad. Lo que nos demuestra que poco a poco este sector empieza a recuperarse.
Elegir lo nuestro
Si bien la afluencia a los cines no es todavía la esperada, no se puede negar la importancia de la producción cinematográfica nacional, antes, durante y después de la pandemia. Por ello, a partir de las respuestas dadas al Vagón Marketero de CIESMORI, no solo se pudo evidenciar que existe interés y gusto por el cine boliviano; sino que también, Mi Socio (1982) es considerada como la mejor película boliviana por aquellos que participaron del estudio, con el 26%.
A manera de cierre es necesario recalcar que se espera que vengan tiempos mejores para este sector, con la disminución de contagios y la toma de precauciones por parte de la población boliviana.