Cada día que pasa se da un nuevo avance tecnológico, lo que nos permite, en muchos casos, acercarnos a las personas a pesar de las distancias, mejorar nuestro esquema de trabajo o incluso salvar vidas con un solo clic.
Por tanto, es innegable que la tecnología es algo inherente a la humanidad, pero no para todos en el mismo grado.
Cuestión de generaciones
Desde el punto de vista de la Organización de Naciones Unidas (ONU), las tecnologías pueden ayudar a que nuestro mundo sea más justo, pacífico y equitativo; lo que le aporta un valor importante. Pero, además, posee un elevado poder de atracción, que se evidencia en los resultados del Tracker de Ipsos CIESMORI, en el que el 40% de los entrevistados manifestó que su principal interés es la tecnología y el futuro, frente a otros intereses, como el deporte, cultura e intelecto y el arte y diseño, que figuran en menor proporción dentro de panorama de los intereses de los bolivianos.
En este grupo, son los Centennials (48%) quienes destacan por sentir una mayor atracción hacia esta temática, en contraposición a la Generación X (35%), la generación de los padres de los nativos digitales.
Entonces, casi se puede afirmar que esta diferencia generacional se debe, no sólo al acceso a los crecientes beneficios de la tecnología, sino también a la relación que existe con ésta; mientras los más jóvenes, que nacieron en un mundo tecnológico e hiperconectado, no conciben la vida sin Internet, quienes pasaron por un proceso de adopción de las herramientas tecnológicas, (entre los 40 y 56 años) perciben que éstas no serían del todo indispensables.
Una brecha de género
En cuanto a temas de género, son los hombres (47%) en comparación de las mujeres (34%), los que se sienten más atraídos por esta temática.
Naciones Unidas provee un dato interesante en torno a esta notable diferencia: a nivel mundial, la proporción de féminas que utilizan Internet es inferior en un 12% a la de los varones. Esta información permitiría, en cierta medida inferir, que al ser menor el acceso a las tecnologías por parte de las mujeres, es menor su interés por ellas.
Ahora, si bien esa brecha de género respecto al acceso a tecnología, ha disminuido en gran parte del mundo en el periodo 2013 – 2017, en los países con menor desarrollo, incrementó del 30% al 33%. Por tanto, siendo realistas se puede decir que esta brecha de género abre paso a las brechas que existen entre países al momento de hablar de tecnología.
Toda esta variedad de datos permite ver que la tecnología merece el lugar del aspecto que genera mayor interés, puesto que tiene el potencial de empoderar a las personas, generar revoluciones, mejorar el bienestar e impulsar los derechos humanos.