Tras pasar un año sin festejar el Carnaval a raíz de la COVID, varios países en el mundo se alistan para tomar las calles con fastuosas y alegres celebraciones.
En el caso de Bolivia, el 2021 no fue un buen año para esta festividad, pues el 85% de los encuestados por el Traker de CIESMORI, declararon que no realizaron actividades propias del Carnaval durante esa gestión; siendo los cochabambinos (87%) los que optaron en un mayor porcentaje por no celebrar.
De regreso al festejo
El Carnaval 2022 comenzó en Bolivia luego de que al menos cinco de los nueve departamentos dieran el pase libre a las actividades relacionadas con la fecha; actitud que se refleja en el cambio de parecer de los bolivianos que vive en el eje del país, puesto que ahora el 38% dijo que sí celebraría este año.
Cabe destacar que El Alto (46%) es la ciudad con mayor predisposición a llevar a cabo sus tradicionales festejos.
Estas posturas de “regreso al festejo” si bien buscan apoyar una reactivación económica a través del turismo y el comercio, podrían desatar otro rebrote del virus y quizás por ello aún un 62% mantiene su postura de no realizar celebraciones en esos días.
El eje es el hogar
Tomando en cuenta que la mayoría no piensa llevar a cabo actividades muy conectadas con el Carnaval y por ende con una mayor cantidad de personas a lo habitual, el pasar tiempo en casa en el feriado se convirtió en la primera opción.
El 54% se quedará en casa a descansar, un 49% cocinará para toda la familia y el 19% challará sus propiedades. Dejando en claro que casi todo gira en torno al hogar.
El factor dinero
Cada celebración implica un gasto, en el caso del Carnaval la situación no varía mucho; dado que las personas aún realizan un presupuesto, que en este caso para la mayoría de los entrevistados (79%) oscila entre los 100 y 500 Bs. Solo el 8% invertiría de 1001 Bs. a más.
El elegir un presupuesto menor a los 1000 Bs pone al descubierto que probablemente, esta predisposición a invertir menos se deba a que el Carnaval no carga la misma aura espiritual familiar que la Navidad o el año nuevo.
Todos estos datos nos llevan a plantearnos algunas preguntas, como: ¿Podría la nueva postura de los bolivianos en torno al Carnaval ser un cambio permanente? ¿La COVID llegó a transformar las celebraciones y forma de celebrar?
Seguramente estas cuestionantes tendrán respuestas conforme pasen los días y CIESMORI profundice más en el tema a través de sus estudios especializados.