Ya casi se ha normalizado que, al revisar las redes sociales, ver o escuchar los programas informativos, algo de su contenido esté relacionado con hechos criminales o de violencia, lo que nos lleva a preguntar ¿Qué está sucediendo en nuestro país? ¿Cuánto nos preocupan estos temas?
Es innegable la fuerte relación entre criminalidad y violencia siendo esta última el origen de muchos males (incluyendo el crimen), por tanto, es necesario puntualizar a qué nos referimos cuando se trata de ésta. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se define como el “uso intencional de la fuerza física o el poder real o como amenaza contra uno mismo, una persona, grupo o comunidad que tiene como resultado la probabilidad de daño psicológico, lesiones, la muerte, privación o mal desarrollo”. Esta definición muestra que, indiscutiblemente, la violencia tiene graves consecuencias en diferentes ámbitos
Los bolivianos y la violencia
Actualmente los niveles de violencia letal y no letal son significativos y eso se evidencia a partir de los datos que proporciona la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que estima que el 37% de los homicidios intencionales en el mundo se registró en las Américas, a pesar de que en la región vive menos del 8% de la población mundial.
Los países de la región, que incluye al nuestro, están enfrentando una dura realidad y eso se refleja en el hecho de que el 30% de los entrevistados del Monitor de Opinión Pública, en el Eje Troncal de Bolivia, declara que el crimen y la violencia es uno de los temas que más preocupa, situándolo en tercer lugar en la clasificación general, por debajo de la corrupción y escándalos financieros o políticos (55%) y el desempleo y falta de trabajo (54%).
Según la publicación Visión estratégica de UNODC para América Latina y el Caribe 2022-2025, estas regiones siguen siendo afectadas por altas tasas de violencia y homicidios a pesar de la alentadora tendencia a la baja que inició en 2017 y continuó en 2018 y 2019; una realidad que la resienten los bolivianos, sobre todo los alteños, que en un 40% posicionan a esta temática en el primer lugar de su listado de preocupaciones.
La inquietud de los habitantes de El Alto, podría estar sustentada por el hecho de ser, desde antes de la pandemia (2018), ese el municipio con la mayor cantidad de delitos (63% del total de los 142 casos reportados en el departamento de La Paz), según un artículo publicado en el portal web urgente.bo, que cita datos del Observatorio Boliviano de Seguridad Ciudadana.
La cifra pudo haber variado, pero la preocupación que siente el alteño es mayor que en el resto de ciudades, tal como lo evidencia el Monitor de Opinión de Ipsos CIESMORI (10% más que el total).
Desde la mirada de género
Cuando hablamos de crimen y violencia es también necesario hacerlo desde un enfoque de género, puesto que, de acuerdo con ONU Mujeres, la violencia contra las mujeres y las niñas es una de las más generalizadas en el mundo, en concordancia con este dato, las mujeres entrevistadas por el MONITOR de Ipsos CIESMORI muestran mayor preocupación por el tema (35%) que los varones (24%), al ser éstas potenciales víctimas con mayor frecuencia.
A partir de este panorama, también es necesario puntualizar que información preliminar a diciembre de la pasada gestión, publicada por el Observatorio Boliviano de Seguridad Ciudadana, destaca que se presentaron 42.014 denuncias por delitos de alta vulnerabilidad (feminicidio, acoso sexual, estupro, violación, abuso sexual, violencia familiar, trata de personas, proxenetismo, etc.) contra la mujer. A este dato se une otro que, de igual forma, llama a la reflexión, ya que, en el acumulado de denuncias por delitos de alta vulnerabilidad, el 90% de las víctimas son mujeres; mientras que los varones se posicionan en un segundo lugar con el 10%. Ambas cifras son preocupantes en la medida en que ponen al descubierto la realidad de violencia que rodea a la población femenina y a su vez justifican la postura de preocupación adoptada por ellas en torno a este tema.
La existencia del crimen y la prevalencia de la violencia en estos tiempos, deben ser motivo de diálogo, acercamiento de actores políticos y sociales y transformaciones en el sistema de justicia y los agentes del orden y protección. Sin embargo, también es necesario realizar modificaciones no sólo del accionar en el ámbito público, sino también en el privado; pues se debe estar consciente de que la violencia no es sólo callejera y de igual forma se presenta en el hogar.
Finalmente, no debemos olvidar que la violencia es un mal con una presencia constante en la sociedad y está en manos de todos hacerle frente, con acciones concretas de respeto.